jueves, 18 de junio de 2015

Ya sabes! Me entiendes? Te entienden?

Me apasiona la forma en la que nos relacionamos con los demás. La forma en la que  nos mostramos, las actitudes que adoptamos, como nos comportamos en general. Los que saben del tema (y los que no saben también) afirman que las experiencias vividas influyen en nuestro carácter. De nuestro carácter dependerá la forma en que nos comunicamos y ya estamos en el inicio: La comunicación es decisiva en la forma en la que nos relacionamos con los demás.

Esta “cosa” de escribir sobre la comunicación (hay que ver cómo comunico!) me vino hace unos meses tras ver la obra de teatro del centro dramático galego “O Xardín suspenso”. Salí de allí gritándome a mí misma (y a todas las personas con las que hablé durante esa semana): ¡Hay que ver!¡Qué importante es la comunicación entre las personas! y… ¡Qué pena!¡Qué mal nos comunicamos!

Estoy viviendo días de cambios, conociendo gente y he tenido que recuperar esas notas que había dejado escritas meses atrás a raíz de dicha obra.

“Una mirada vale más que mil palabras” Bueeeeeenoooo, depeeeeendee. Soy fan absoluta de las miradas, ya lo he escrito por aquí más veces. El problema de las miradas es que son un nivel superior. Sólo reservadas a cuatro ojos que se han mirado muchas veces antes. O al menos unas cuantas. En el resto de los casos a veces “mil palabras valen más que una mirada”. Y si queremos mejorarlo: “Una mirada vale más con mil palabras”

Pensemos en una cosa ¿Cuántas discusiones se podrían haber evitado hablando claro? ¿Cuántas veces le das mil vueltas a lo que quieres decir para que la otra persona acabe deduciendo lo que quieres decir (con mil vueltas) a través de la frase tan larga que formulas de la que prácticamente solo recordará palabras concretas? ¿Se entiende bien la “breve” pregunta anterior? ¿Cuántas veces deduces (a tu manera) cosas que no te han quedado claras? ¿Cuántas veces el orgullo nos impide iniciar la comunicación?

La solución es fácil de escribir: Comunicación. Comunícate. Sin prejuzgar y sin preocuparte de prejuicios. Hablando claro y escuchando claro. Preguntando lo que no entiendas y no dando nada por supuesto. Escuchando. Explicando. Contando hasta 20 antes de emitir una opinión. EMPATIZANDO.

A la hora de la verdad pasan estas cosas:

+ Ya sabes… Me entiendes ¿no? Quiero decir que me pasa eso y me siento como cuando no sabes que pasa…
-ya
+y me agobia pero claro, es que no sé como explicarlo… yo creo que es por todo lo que he hecho… si es que no sé explicarme... No sé, ¿me entiendes?

El interlocutor, dependiendo de la confianza con la persona que “se explica”, puede observar la mirada, sacar sus conclusiones y:
 a) Preguntar y  asegurarse de que sus conclusiones son las correctas 
 b) Contestar con un…
            - Sí claro, tranquila, te entiendo.

Sé que no estoy descubriendo la pólvora. Los malos entendidos son de lo más cotidiano. Nos traen discusiones y disgustos inútiles solo por nuestro miedo a hablar claro. A todos nos ha hecho daño un malentendido. Puede arreglarse y bienentenderse, pero mientras la aclaración no llega, creamos una pupa dentro de nosotros que ya difícilmente borramos.

La solución es fácil: Comunicación. Comunícate.

1. Está bien lo de pensar antes de hablar pero en su justa medida. No analices todas las posibles deducciones que la persona hará sobre cada una de las palabras que emites. Olvida el… ¿Qué pensará? ¿Creerá que soy…? No sé si esto es cosa mía pero a veces me entra un tartamudeo bastante peculiar por culpa de esto. Buscar una buena manera de decir las cosas es importante. Pero lo más más importante es ¡decir las cosas!

2. No acojas lo que te dicen desde tu punto de vista, y mucho menos, desde una posición defensiva. No es fácil verlo en una misma pero me da tanta rabia cuando lo veo en los demás. La de veces que un comentario inocente crea una discusión por interpretarlo mal.

3. No te cortes y pregunta lo que no te haya quedado claro o lo que te gustaría saber. Ni serás pesada, ni inútil, ni impertinente. Si la otra persona no puede ayudarte o no quiere compartir más detalles contigo te lo hará saber. De paso, tú le dejarás claro que no estás entendiendo por dónde va el tema.

4. En relación con la anterior: Entiende e intenta dar respuesta cuando alguien te pregunte o se interese por algo que has dicho o hecho. Si es  no se entiende, intenta explicarlo de nuevo. Cuando se trate de algo más personal dependerá del interlocutor y de lo que deseemos contar. En cualquier caso, acláralo.

5. Exprésate cuando algo te preocupe. Siempre que algo te preocupe. Compártelo con alguien. Sácatelo de encima. Qué igual tú, ti, contigo, te lo sacas también pero mira, que el mundo está lleno de gente maravillosa… ¡Aprovechémoslo!


No es necesario hablar mucho pero sí hablar bien.

Iria




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