Me
apasiona la forma en la que nos relacionamos con los demás. La forma en la
que nos mostramos, las actitudes que
adoptamos, como nos comportamos en general. Los que saben del tema (y los que
no saben también) afirman que las experiencias vividas influyen en nuestro
carácter. De nuestro carácter dependerá la forma en que nos comunicamos y ya
estamos en el inicio: La comunicación es decisiva en la forma en la que nos
relacionamos con los demás.
Esta
“cosa” de escribir sobre la comunicación (hay
que ver cómo comunico!) me vino hace unos meses tras ver la obra de teatro
del centro dramático galego “O Xardín suspenso”. Salí de allí gritándome a mí
misma (y a todas las personas con las que hablé durante esa semana): ¡Hay que ver!¡Qué
importante es la comunicación entre las personas! y… ¡Qué pena!¡Qué mal nos
comunicamos!
Estoy
viviendo días de cambios, conociendo gente y he tenido que recuperar esas notas
que había dejado escritas meses atrás a raíz de dicha obra.
“Una
mirada vale más que mil palabras” Bueeeeeenoooo, depeeeeendee. Soy fan absoluta
de las miradas, ya lo he escrito por aquí más veces. El problema de las miradas
es que son un nivel superior. Sólo reservadas a cuatro ojos que se han mirado
muchas veces antes. O al menos unas cuantas. En el resto de los casos a veces
“mil palabras valen más que una mirada”. Y si queremos mejorarlo: “Una mirada
vale más con mil palabras”
Pensemos
en una cosa ¿Cuántas discusiones se podrían haber evitado hablando claro? ¿Cuántas
veces le das mil vueltas a lo que quieres decir para que la otra persona acabe deduciendo
lo que quieres decir (con mil vueltas) a través de la frase tan larga que
formulas de la que prácticamente solo recordará palabras concretas? ¿Se
entiende bien la “breve” pregunta anterior? ¿Cuántas veces deduces (a tu
manera) cosas que no te han quedado claras? ¿Cuántas veces el orgullo nos
impide iniciar la comunicación?
La
solución es fácil de escribir: Comunicación. Comunícate. Sin prejuzgar y sin
preocuparte de prejuicios. Hablando claro y escuchando claro. Preguntando lo
que no entiendas y no dando nada por supuesto. Escuchando. Explicando. Contando
hasta 20 antes de emitir una opinión. EMPATIZANDO.
A la
hora de la verdad pasan estas cosas:
+ Ya
sabes… Me entiendes ¿no? Quiero decir que me pasa eso y me siento como cuando
no sabes que pasa…
-ya
+y
me agobia pero claro, es que no sé como explicarlo… yo creo que es por todo lo
que he hecho… si es que no sé explicarme... No sé, ¿me entiendes?
El interlocutor, dependiendo de la confianza
con la persona que “se explica”, puede observar la mirada, sacar sus conclusiones
y:
a) Preguntar
y asegurarse de que sus conclusiones son
las correctas
b)
Contestar con un…
- Sí claro, tranquila, te entiendo.
Sé
que no estoy descubriendo la pólvora. Los malos entendidos son de lo más cotidiano.
Nos traen discusiones y disgustos inútiles solo por nuestro miedo a hablar
claro. A todos nos ha hecho daño un malentendido. Puede arreglarse y bienentenderse, pero mientras la
aclaración no llega, creamos una pupa dentro de nosotros que ya difícilmente
borramos.
La
solución es fácil: Comunicación. Comunícate.
1. Está bien lo de pensar antes de hablar
pero en su justa medida. No analices todas las posibles deducciones que la
persona hará sobre cada una de las palabras que emites. Olvida el… ¿Qué
pensará? ¿Creerá que soy…? No sé si esto es cosa mía pero a veces me entra un
tartamudeo bastante peculiar por culpa de esto. Buscar una buena manera de
decir las cosas es importante. Pero lo más más importante es ¡decir las cosas!
2. No acojas lo que te dicen desde tu punto
de vista, y mucho menos, desde una posición defensiva. No es fácil verlo en
una misma pero me da tanta rabia cuando lo veo en los demás. La de veces que un
comentario inocente crea una discusión por interpretarlo mal.
3. No te cortes y pregunta lo que no te haya
quedado claro o lo que te gustaría saber. Ni serás pesada, ni inútil, ni
impertinente. Si la otra persona no puede ayudarte o no quiere compartir más
detalles contigo te lo hará saber. De paso, tú le dejarás claro que no estás
entendiendo por dónde va el tema.
4. En
relación con la anterior: Entiende e
intenta dar respuesta cuando alguien te pregunte o se interese por algo que has
dicho o hecho. Si es no se entiende,
intenta explicarlo de nuevo. Cuando se trate de algo más personal dependerá del
interlocutor y de lo que deseemos contar. En cualquier caso, acláralo.
5. Exprésate cuando algo te preocupe.
Siempre que algo te preocupe. Compártelo con alguien. Sácatelo de encima.
Qué igual tú, ti, contigo, te lo sacas también pero mira, que el mundo está
lleno de gente maravillosa… ¡Aprovechémoslo!
No
es necesario hablar mucho pero sí hablar bien.
Iria
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