jueves, 19 de diciembre de 2013

HISTORIAS PARA NO DORMIR

Pretty woman

Era el típico domingo lluvioso y frío de invierno, ése en el que decides que hoy no toca salir de casa, te quedas toda la tarde en el sofá con la mantita viendo una peli y, si eres afortunado/a de compartirlo con alguien, pues mejor que mejor.
Después de haber visto unas cuantas películas, leer un poco de qué van, decidir que te parecen interesante pero no es el día, nos decantamos por “Las sesiones”. Para aquéllos que no sepan de qué va, aquí os dejo el trailer.


Resumiendo, la película pero, sobre todo, un intenso debate que llevo manteniendo desde hace tiempo con amigos y, sí, también conmigo misma, me inspiraron para escribir este post.

Putas. Prostitutas. Princesas. Profesionales del sexo... Hoy el post va sobre ellas, con todos los múltiples nombres que puedan adquirir dependiendo del momento.


Y es que aunque miremos para otro lado, la realidad está ahí. He estado informándome un poco sobre el tema y debo decir que cada vez tengo menos clara mi posición.

¿Prohibición?
¿en serio creemos que prohibirlo hará que desaparezca? ¿ debemos hacer que desaparezca todo tipo de prostitución?
¿Legalización?
¿Acabaría eso con los negocios sucios que hay detrás y no tan detrás de todo este mundo?¿consecuencias para la lucha de igualdad de la mujer?

Vale. Antes de que os pongáis nerviosos o empecéis a responder a lo loco permitidme que os cuente cosillas que supongo sabréis pero nunca está de más refrescar la memoria, sobre todo en este tipo de cosas que parece que sólo nos importan cuando descubrimos que la vecina de enfrente es puta o nuestra calle empieza a convertirse en la calle de putas que toda ciudad que se precie tiene.

Personalmente creo que debemos matizar a qué nos referimos cuando hablamos de prostitución.

Están, aunque en una desafortunada minoría, las que se dedican a esto de la prostitución por voluntad propia. Voluntad propia...luego hablaré sobre esto también. Tranquilidad.


Están las putas de la calle, sí, esas que todos vimos de pequeños en el club de campo de camino al parque de atracciones, sí ,esas donde te puedes encontrar a la que podría ser tu bisabuela con faja entre otras y sí, estoy refiriéndome a recuerdos propios.


Y están el resto, la mayoría. Las de los clubes, las de los pisos alquilados por los chulos, las que son víctimas ( y aquí si que no cabe otro término) de la trata de mujeres, de la explotación sexual, sí esas por las que son violados muchos de los derechos humanos. Y no quiero ya hablar de menores porque me hierve la sangre. Dejémoslo en mujeres adultas por esta vez.













Entonces, si pensamos en estos tres grupos y hablamos de prohibición, para mí ya aparece un dilema. Por un lado, es OBVIO que hay que eliminar, de alguna manera, la prostitución obligada, no debemos permitir esclavas del sexo. Pero...¿ y las que escogen ese tipo de vida?. Leyendo diversos artículos he encontrado de todo. De todo.

Para los ajenos a este mundo, deciros que existen colectivos que defienden a las mujeres que se dedican a la prostitución y luchan por considerar su modo de vida un trabajo digno como cualquier otro. Entre las asociaciones legales se encuentra HETAIRA, la cual aboga por lo dicho anteriormente. Sin embargo, sus demandas son, casi siempre, ignoradas por el resto del mundo y, como una de ellas apuntaba en unos de los múltiples artículos, “nos tratan como si no tuviésemos capacidad de pensar o decidir”.

Un artículo que me llamó la atención fue el de una mujer de 52 años, independiente, licenciada en ciencias políticas y prostituta. Os dejo el enlace por si queréis echarle un ojo:


En el reportaje, Montserrat nos cuenta cómo es su día a día y lo mucho que disfruta de su profesión así como las ventajas económicas que obtuvo gracias a ella.

Cuando empecé esta entrada os hablé de la película “Las sesiones”. En el reportaje a Montserrat hay una pregunta que me recordó a dicha película y en la que creo que todos deberíamos pararnos a recapacitar:

Cuando empecé esta entrada os hablé de la película “Las sesiones”. En el reportaje a Montserrat hay una pregunta que me recordó a dicha película y en la que creo que todos deberíamos pararnos a recapacitar:

¿Cuántas mujeres tendrían relaciones sexuales con un hombre con la piel quemada, o que no tenga piernas, o con parálisis cerebral?”, pregunta usted en su libro. Usted, como prostituta, sí lo ha hecho. Así es. Si estas personas no están contigo, no estarán con ninguna otra mujer. Me ha dado mucha satisfacción ver su agradecimiento. Y que son felices.”

Como persona me avergüenza su afirmación pero creo que es totalmente cierta. En muchas ocasiones, ellas, las princesas del sexo, son la única solución para que personas con ciertas discapacidades conozcan el sexo piel con piel.

Asimismo, me gustaría resaltar otras preguntas que me parecieron muy interesantes:

¿qué cree que podrían hacer los políticos por las prostitutas? Lo más importante es que se deje de discriminar por el hecho de serlo. Para que hubiera un debate sólido sobre esta realidad tendríamos que hablar nosotras, las prostitutas. Hay que meter más mano al proxenetismo y a la trata. Y controlar la apertura de burdeles.”

Lo que queda claro es que hay que darles voz y voto a ellas también. Sin embargo, leyendo el artículo de Montserrat cualquiera puede adivinar que tiene una buena vida, que ya no depende de su trabajo, ella misma afirma que podría dejarlo ya pero que a ella le gusta su trabajo y sino se aburriría, que es una “puta de clase media-alta”. Pero...¿cuántas mujeres existen en el mundo como Montserrat?

Es fácil abogar por la legalización o afirmar que cada uno tiene derecho a hacer con su cuerpo lo que quiera. Como afirmaba la intelectual feminista Elisabeth Badinter "Si una mujer desea ganar en tres días lo que otras ganan en un mes como cajeras en un supermercado, es su derecho". Sí. Estoy de acuerdo. Pero también creo que muchas mujeres (dentro de esa desafortunada minoría, no lo olvidemos) que afirman dedicarse a esto de la prostitución por voluntad propia no son conscientes de la mentira que se esconde tras sus palabras. Voluntad propia significa, para mí, tener varias alternativas y escoger la que te venga en gana. Pero...¿cuántas han tenido alternativas? Es cierto lo que dice Elisabeth pero puede que muchas no hayan tenido esas ofertas de trabajo en los supermercados, ni en otros lugares y, como dice mi abuela, cuando la necesidad aprieta el diablo manda.

Si echamos un ojo al panorama actual en España, apenas encontraremos prostitutas de nacionalidad española, lo que nos lleva, como bien sabemos todos, a suponer que la mayoría son víctimas de engaños, la mayoría son esclavas sexuales. Un país cualquiera con igualdad de oportunidades, sin apenas pobreza no tiene entre sus habitantes un amplio sector dedicado a la prostitución. Esto es así. Aceptémoslo. Y este es uno de los argumentos en los que se basan los/as partidarios/as de la abolición de la prostitución, pues dicen que de no existir la prostitución tampoco existiría la prostitución forzada. 

Hasta aquí, no sé vosotros, pero yo sigo sin tener una idea clara. Tengo claro que hay que combatir todas las mafias y demás mierdas que van ligadas a este mundo. Y tengo claro también que si alguien quiere dedicarse a este mundo, sin ningún beneficiario más que ella y por su propia cuenta, adelante.

Pero hay más. Sólo estamos viendo las consecuencias. Está el origen. La causa. Están ellos. Está la sociedad patriarcal en la que vivimos.

Me gustaría destacar también una parte de otro artículo que afirma lo siguiente:
    Las connotaciones de la palabra "puta" como insulto gravísimo para una mujer perjudican sin duda las aspiraciones sociales de las mujeres que se dedican a la prostitución: El peor insulto para una mujer es ‘puta'; para un hombre es ‘hijo de puta'. Este es el trasfondo que funciona. Con ‘maricón' hemos cambiado el chip. Con puta hay que hacer lo mismo".

    "No aceptan a las trabajadoras sexuales de toda la vida y en cambio se aceptan los matrimonios de gays y lesbianas y les dan derechos que no tenemos nosotras. Somos muy modernos para aceptar esto, pero prehistóricos y falsos a la hora de aceptar el trabajo sexual como algo normal".

No sé si esta entrada os ha ayudado a formaros una mejor opinión acerca del tema pero me gustaría simplemente recalcar el hecho de que estamos hablando de un tema muy importante en la sociedad, que no podemos ignorar y del que precisamos solucionar urgentemente, de una manera lo más conciliadora posible para ellas, muchos problemas derivados de la oferta y de la demanda de la prostitución.
Asimismo, no debemos olvidarnos de los muchos hombres que a día de hoy también se ven obligados a ejercer la prostitución en el ámbito gay. Y cuyas voces también son ignoradas o silenciadas.

Este verano hablando con unos amigos, hubo un comentario de uno de ellos, un turco asentado en Alemania, que me confundió. Dijo que no entendía cómo las prostitutas andaban por ahí (hacía referencia a una de las calles de la ciudad en la que ellas trabajaban) siendo visibles a todo el que pasara por ahí. Dijo que él prohibiría todo, por los niños. Pero entonces yo le recordé que estaban ahí para dar servicio al sector masculino al que él pertenecía. Sí, lo sé, no es justo. Quizás él nunca hubiera solicitado esos servicios o nunca los solicite pero estoy segura de que muchos afirmarían lo mismo que este chico y ellos sí “irían de putas”. Y eso es parte del problema. No repudies lo que alimentas.

Es evidente que la solución depende de todos y no es fácil escoger el camino a seguir. Empezar por dar alternativas a las víctimas de la explotación sexual, protegerlas y prohibir todas esas actividades sería un buen comienzo, creo yo.

En cuanto a familiarizarnos con la prostitución y considerarla un trabajo cualquiera, es algo que no tengo del todo claro. Es totalmente respetable pero el estigma social sigue ahí y reconozco que no es fácil quitarlo. De otro artículo leí:

“ Hay un estigma y nadie puede negarlo, pero cualquier regulación enviaría a la sociedad un mensaje equivocado, porque contendría una dimensión pedagógica. La ley educa a la ciudadanía. ¿Deseamos educar a nuestras hijas e hijos en que la prostitución es una actividad aceptable? ¿Deseamos transmitirles que comprar o venderse es un modelo pertinente de relación entre los sexos? ¿Podemos desear esto y a la vez mantener la noción mínima de ciudadanía e igualdad? “

"¿Qué haríamos si una hija nuestra a los 18 años nos dice que quiere ser prostituta? ¿Si es un trabajo como otro, cómo le diremos que no puede ser?"

No estoy de acuerdo con muchas cosas, además de que el último argumento, aunque sirve para reflexionar, me parece, volviendo de nuevo a la “analogía” con el colectivo homosexual, un tanto demagogo y me recuerda a lo que te decían de ….”¿y si tu hijo sale gay?” como argumento para repudiar lo diferente.

Sin duda, hay opiniones y vivencias para todos los gustos, así que el debate está servido.

Y para terminar, otra recomendación cinematográfica, ésta ya más vieja y conocida pero si no la visteis, ya sabéis! el próximo domingo lluvioso y frío no dudéis :)

Princesas


Jesica

2 comentarios:

  1. Perdón por ciertos fallos de formato. Además, cuando me referí a club de campo quería decir casa de campo de Madrid! ;)

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  2. A verdade é que é un tema complicado, sí. O que está claro é o que dis por exemplo das mulleres enganadas, explotadas... Iso sí que non se pode permitir e contra iso sí se debería actuar de algún modo. Outra cousa son as mulleres que se dedican a iso por outros motivos, claro. De todas formas para min é obvio que as primeiras en opinar deben ser elas. E xa non falemos só de mulleres porque, inda que sexa o que nos resulta máis familiar, tamén hai homes nesta situación.
    Dende logo que é un tema para pensar. Gustoume moito o post :)

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