Son las 12.30. Llego a casa del gimnasio a la hora prevista.
Hace un sol increíble y un frío polar. De acuerdo a mi manera cronometrada de
aprovechar los días, me dispongo a pasar a la siguiente tarea que he fijado en
la agenda mental. “12.15: llegas del gimnasio, te preparas un café y te pones a
estudiar sin pausa hasta las 14, porque
todavía no has estudiado decentemente en todas las navidades”. Pongo la cafetera
y me quedo tonta mirando por la ventana pensando en qué me deparará el nuevo
año. Hay que ver lo que me gusta perder el tiempo “barrenando” como suelo
decir.
Le di un par de sorbos al café e hice un cambio en mis
planes. “Empezaré a estudiar esta tarde porque me apetece escribir sobre el 2014. Además, va siendo hora de que publique en el Blog y deje de llenar carpetas en el escritorio
con posibles que nunca llegan a nada”
Me lo he dicho a mí misma con tanta autoridad que no podía
dejar abandonada una vez más la publicación. Me costó arrancar porque sentía esto del balance de año como algo personal. No veía nada interesante para los demás en mis vivencias. Luego pensé en que podía tener interés lo que he sacado en limpio: El aprendizaje. De ahí han salido mis 10 lecciones.
1. Si no puedes dedicar
todo el tiempo que quieres a algo… ¡no te machaques!. Si te machacas lo
único que logras es que el poco tiempo invertido no sirva de nada. En el baile
aprendí a gestionar la falta de entrenamiento. Fue uno de los años en los que
menos tiempo dedicamos a entrenar, y a la vez, uno de los que más rendimos, más disfrutamos de las competiciones, de los campeonatos de España... “Mejor
entrenar poco y bien, que entrenar sin ganas” Lección aprendida: Aprovecha al
100% cada momento en lugar de lamentarte por no poder disponer de más tiempo.
Lo que hagas hazlo con ganas. Con muchas ganas.
2. No digas de este agua no beberé. Esto ya lo tenía aprendido, pero el 2014 se empeñó en
recordármelo continuamente. Típica frase: “Ya lo sééééé…No se puede escupir al
aire… pero sé fijo que equis-cosa no va a pasar” Lección aprendida: Pasará!
Seguro!
3. Como nos decían de niñ@s: Si no sabes… ¡aprendes! Con la vuelta a la universidad fui pasando
por etapas desde el “yo de eso no tengo ni idea” hasta el “Venga va. Paciencia
y vamos a intentarlo. No vas a estar siempre pidiendo ayuda”. Esto lo apliqué a
mil tareas que no hacía por la simple vagancia de no haberlo hecho nunca:
revisar mi coche antes de dejar que vaya la llanta rodando o que el piloto del aceite sea un árbol de
navidad, coser en caso de urgencia, lavar a mano lo que sea necesario antes de llevárselo
a mi madre… (no es que sean acciones de vida o muerte pero precisamente por eso
hay que hacerlas). Lección aprendida: prohibido llamar a nadie pidiendo socorro
antes de intentar hacerlo yo.
4. Ni soy un deshecho
social por salir tres días consecutivos de fiesta ni me convertiré en un mueble
por estar tres días en el sofá. Aprendí a salir sin pensar en el día
siguiente y sin mirar el reloj (No está mal a los 25 años). También practiqué
eso de estar sin hacer ¡NADA! Lección aprendida: No dramatices y deja la agenda
mental cerrada de vez en cuando.
5. Aprendí a
organizarme para dedicar más tiempo a mi familia y a mis amig@s. Tras dejar
las competiciones a un lado, empecé a disfrutar de verdad estando con mi gente.
Y como ya escribí antes ¡Sin mirar el reloj! Lección aprendida: Esa clase de amor,
que a veces descuidamos un poco, es fundamental.
6. Aunque nada falle,
fallará todo si un@ no se preocupa de vivir bien su vida. Teniendo todo lo
necesario para ser muy feliz se puede ser infeliz, por contradictorio que
suene. Cada día recuerdo una canción de Sés: “Quero bailar ao ritmo do que vive
ilusionado e cabo do silenciado cantar quero con paixón” Lección aprendida: Hay
que ser egoístas y honestos cuando pensemos en cómo vivir nuestra vida.
7. Hay personas buenas
porque sí. Me encontré con gente que
me trató como si me conociese de toda la vida y de la que me llevo mil
vivencias. Lección aprendida: A veces no son imprescindibles los años de
antigüedad para vivir grandes momentos.
8. Me encontré con la
salsa. Mejor dicho aprendí que es algo más que el 123 al ritmo de una
música “pachanguera”. Lección aprendida: Hay una cultura y una música increíble
detrás, digna de ser compartida y respetada.
9. Aprendí a hacer
sonetos gracias a mi cargador de pilas personal (Aunque odie que no me
guste Manolo García). Además de los sonetos, me ha enganchado a Ismael Serrano,
a Leiva y a Izal. De años anteriores no hablo porque “si eres lo que escuchas”
voy a convertirme en él. Lección aprendida: A veces somos capaces de hacer cosas
que nunca nos habíamos planteado. Sonetos? Yo? Estás loco!! (aquí tuve que
recurrir al aprendizaje número 2).
10. No sirve de nada
hacer planes porque el día menos pensado pasa algo que cambia por completo tu
rutina, tus pensamientos, tu todo. Esto lo aprendí ya hace unos años también,
pero el 2014 me lo recuerda. Lección aprendida: Lo importante es ir viviendo
cada día y dejar que las cosas pasen. Cuando menos te lo esperas…
Me quedo en medio del proceso de aprendizaje de algunas cosas como preocuparme un poco
más por los demás e intentar ser menos despistada. En el lado más negativo tengo
“aprendizajes imposibles” por si alguien quiere ayudarme. Quiero aprender a ser
menos torpe y más cuidadosa: reducir a tres los golpes que me doy en un día (mi
cabeza, pies, codos lo agradecerán); conseguir calentar la leche sin que hierva
y monte un desastre en el microondas; reducir también a tres las veces que
tengo que volver a subir a por algo cuando salgo de casa; dejar que el coche se
pare completamente antes de apagarlo; aprenderme los nombres de l@s bailarin@s
que llevan años conmigo (antes de que hagan huelga y dejen las clases) De estos
tengo un largo etc.
Me he extendido demasiado pero quien me conoce ya sabe que
es difícil hacerme callar.
¡Espero que tod@s tengáis un buen año 2015! No os deseo que sea el más feliz de vuestras vidas porque eso lo deseo para todos los años que viváis. Lo que quiero es que os aseguréis de vivirlo ¡cómo os de la gana!
¡Espero que tod@s tengáis un buen año 2015! No os deseo que sea el más feliz de vuestras vidas porque eso lo deseo para todos los años que viváis. Lo que quiero es que os aseguréis de vivirlo ¡cómo os de la gana!
Iria