domingo, 8 de enero de 2017

Check-in done √

En la maniobra de despegue, hay un punto a partir del cual la única opción (al menos la deseable) es que el avión se eleve, porque ya no puede frenar ni retroceder.

Creo que en la vida se suceden diversos momentos así en los que, tras coger carrerilla, sólo puedes seguir, no puedes pararte, ya no hay opción a volver atrás.

Este 2017 se presenta como una pista finita en la que los motores ya están listos para iniciar la carrera y en la que, llegados a un punto, sólo queda despegar.  Se antoja como una cuerda floja en la que balancearse irremediablemente sin nada más que unos pies temblorosos que desean llegar al final, que es donde todo vuelve a merecer la pena. Se intuye vertiginoso, escurridizo, pero con un objetivo claro, tan claro que da miedo asomarse a mirar por temor a lo que uno pueda encontrarse. Se muestra así, con el fin de despegar pero sin la certeza de conseguirlo. Por eso, mi propósito de este año es tener buena suerte.

Buena suerte como la que tienes cuando la puerta del tren te queda justo enfrente, a pesar de ser la última en llegar al andén. O ese día en el que casualmente todos los semáforos se ponen en verde justo a tiempo. O alguien por la calle te sonríe mientras descubres que hay un billete arrugado en el bolsillo del abrigo que llevabas un año sin ponerte.

Buena suerte para afrontar este 2017 de sabor agridulce, y eso que apenas lo he podido catar. Agrio porque siempre nos faltará algo y alguien, pero dulce porque nos tendremos a los dos. Dulce porque parece que lo conseguiremos pero agrio por todo lo que eso implica. Buena suerte para superar este miedo que me impide sonreír al pensar en lo que nos espera. Buena suerte para tener la mejor mano, porque lo estamos apostando casi todo y todavía no sabemos ni las cartas que tenemos.

Pero como no todo es pedir, también le quiero dar las gracias por adelantado. Gracias porque pronto me permitirá despertar con una cara sonriente a mi lado. Gracias por confirmarme una vez más, que ese joven con hoyuelos al reír y mejillas sonrojadas es el mejor compañero de viaje. Gracias por darnos la opción de despegar, porque estoy convencida de que, con este comandante y con esta primera oficial a bordo, llegaremos a buen destino.


2017, deséanos ¡buen viaje y buena suerte!

Jesica