En la maniobra de despegue, hay
un punto a partir del cual la única opción (al menos la deseable) es que el
avión se eleve, porque ya no puede frenar ni retroceder.
Creo que en la vida se suceden
diversos momentos así en los que, tras coger carrerilla, sólo puedes seguir,
no puedes pararte, ya no hay opción a volver atrás.
Este 2017 se presenta como una
pista finita en la que los motores ya están listos para iniciar la carrera y en
la que, llegados a un punto, sólo queda despegar. Se antoja como una cuerda floja en la que balancearse
irremediablemente sin nada más que unos pies temblorosos que desean llegar al
final, que es donde todo vuelve a merecer la pena. Se intuye vertiginoso,
escurridizo, pero con un objetivo claro, tan claro que da miedo asomarse a
mirar por temor a lo que uno pueda encontrarse. Se muestra así, con el fin de
despegar pero sin la certeza de conseguirlo. Por eso, mi propósito de este año es
tener buena suerte.
Buena suerte como la que tienes
cuando la puerta del tren te queda justo enfrente, a pesar de ser la última en
llegar al andén. O ese día en el que casualmente todos los semáforos se ponen
en verde justo a tiempo. O alguien por la calle te sonríe mientras descubres
que hay un billete arrugado en el bolsillo del abrigo que llevabas un año sin
ponerte.
Buena suerte para afrontar este 2017
de sabor agridulce, y eso que apenas lo he podido catar. Agrio porque siempre
nos faltará algo y alguien, pero dulce porque nos tendremos a los dos. Dulce porque
parece que lo conseguiremos pero agrio por todo lo que eso implica. Buena
suerte para superar este miedo que me impide sonreír al pensar en lo que nos
espera. Buena suerte para tener la mejor mano, porque lo estamos apostando casi
todo y todavía no sabemos ni las cartas que tenemos.
Pero como no todo es pedir, también
le quiero dar las gracias por adelantado. Gracias porque pronto me permitirá despertar
con una cara sonriente a mi lado. Gracias por confirmarme una vez más, que ese
joven con hoyuelos al reír y mejillas sonrojadas es el mejor compañero de viaje.
Gracias por darnos la opción de despegar, porque estoy convencida de que, con
este comandante y con esta primera oficial a bordo, llegaremos a buen destino.
2017, deséanos ¡buen viaje y
buena suerte!
Jesica