sábado, 22 de febrero de 2014

Algo harías decía mi madre...


Soy borde o quizás no tengo paciencia, o quizás demasiada. Pero no lo soporto. Me ponen nerviosa los niños que corretean por los bares como animales salvajes y cuyos padres no hacen nada. Disculpe, he venido a tomarme una caña relajadamente, gracias. Llévese a su hijo al Burguer King que, aunque engorde, puede quemar las calorías en sus maravillosos parques infantiles. Y no, no me mire así. Es su hijo, si quisiese uno lo tendría, y créame que lo vigilaría. ¿Para qué se han creado los parques?... no lo soporto.

Y no se engañen, me encantan los niños, los de los demás, dos minutos, dos besitos y hasta otro día.

No soporto a las madres coraje, pero no me refiero a las de verdad, sino a las de pacotilla que se vuelven locas cuando les dices las cuatro cosas, verdades como puños, de sus niños adorados que son pequeños lobos con piel de cordero. Llamadme exagerada pero seguro que habéis pensado en más de una de esas madres.

Sí, esas son. Las de “eso mi hijo no lo ha hecho”, “mi hijo no miente eh”, mi hijo blablabla. Su hijo miente señora, como todos. Porque es un niño pequeño, espabile.

Que yo entiendo, el niño es suyo y duele. Pero somos todos mayorcitos, hemos sido niños y sabemos cómo va el juego. No seamos tan idiotas de caer en sus trampas, que son pequeños pero, afortunadamente, no son tontos. Y les encanta el chantaje emocional, no lo olviden.

Y si hay algo que me pone nerviosa de todas las actuaciones de la madre coraje de pacotilla es la parte de “voy a menospreciar al profesor para idolatrar a mi hijo”. Deberían, como padres responsables de la educación de sus retoños, RESPETAR la figura de la persona que pasa, quizás, más horas con su pequeño que usted. De esa que además de enseñarle las herramientas para que algún día sea alguien le enseña a convivir. ¿De verdad creen que ganan algo tirando por tierra el trabajo de los profesores? Y sí, hay de todo, hay algunos que cogen manías (en el fondo somos personas y… ¿quién no ve realmente el que es un tocapelotillas y el que no?), que explican fatal, etc. Pero oiga…si su hijo suspende 5…casualidades de la vida que todo sea por los profesores, ¿no? Pero no, se empeñan en creer y hacer creer que todo es culpa de ellos, desprendiendo a sus hijos de toda culpa, impidiendo que maduren, que asuman sus responsabilidades…así va el mundo…

Y con todo, y en estos tiempos, yo sigo siendo partidaria de “una hostia a tiempo”.

 Y sí, escandalizaos si queréis pero esto ya no es normal. Que un niño de 3 años mande más que sus padres…uff…hostia y verás que rápido hace lo dicho. Tranquilos, no llaméis a la policía, soy partidaria de la educación basándose en principios y de que a base de hostias no se aprende  pero eso no quita que haya situaciones “extremas” en las que el niño necesite una llamada de atención que lo trastoque y donde diga…uy….esto no se puede hacer más. Y a veces, esa manera es la hostia a tiempo. Que  vamos a ver, no seamos hipócritas, que parece que en este país es lo que más se lleva últimamente (y así nos va…),  me atrevo a decir que prácticamente todos hemos recibido alguna vez esa famosa hostia y…nos acordamos bien, ¿a qué si? Nos acordamos porque vino tan inesperada que no entendimos, que nos dejó boquiabiertos. Y nunca más se nos olvidó el motivo de esa reacción. Yo aún me acuerdo y aquí estoy. Y me decían, ahí no se toca, y ahí no se tocaba. Pero ahora parece que juegan al gato y al ratón…y acabarán con vosotros, padres modélicos “mi hijo es el mejor”.



Ya lo dicen en las noticias, los casos de maltrato por parte de hijos a padres están  aumentando increíblemente…o sea que ni tenemos que volver a la regla en la mano ni el cinturón, no, no pero no podemos olvidarnos de la disciplina y la educación y si hay que dar un cachetín, se da. Y punto.

lunes, 10 de febrero de 2014

¿Por qué te gusta bailar?

De nuevo la inspiración me lleva al baile, lo cual no es muy difícil teniendo en cuenta que la mayor parte de mi vida gira en torno a este mundillo. Y me llega mientras veo como van bailando las diferentes parejas sobre la pista, desde los 6 o 7 años hasta los "top senior" (que es la categoría más alta de edad) con más de 65. En cada una de las miradas veo lo muchísimo que están disfrutando y por eso escribo esto.

Quien me conoce sabe que soy incansable cuando me pongo a predicar todas las ventajas del baile, pero es que en los años que llevo bailando y viendo a los demás bailar, no paro de observar más y más cosas positivas. No sólo es buenísimo para nuestra salud física, sino también para nuestra salud mental. En mi caso, y tras muchas autoexploraciones psicológicas (aficcionadas claro, pues no soy psicóloga) he comprobado como el baile es parte del oxígeno que necesito en mi vida. En cuanto paso unos días sin bailar los síntomas son siempre los mismos: cansancio, apatía, susceptibilidad... No sabía cual era la causa de sentirme así pero casi siempre los síntomas tenían fácil cura: ¡Unos bailes y como nueva!

El caso es que (no me quiero centrar en mí) las sensaciones que se producen con el baile son indescriptibles y por ello, teniendo en cuenta que estaba rodeada de bailarines y bailarinas, me propuse hacer un sondeo, sin acotar edades, ni niveles, ni "na de na"; la pregunta era fácil (o no): ¿Por qué te gusta bailar?

Ahí van las respuestas y las edades de l@s responsables de las mismas, para que os hagáis una idea...

Porque el cuerpo te lo pide-21
Porque me llena de satisfacción-19
Porque es un arte para disfrutar- 11
Porque me hace sentir.Es sentimiento- 15
Porque lo disfruto- 15
Porque es muy "desestresante"- 12
Porque es muy divertido-12
Porque me siento muchísimo mejor físicamente y psíquicamente y por compartirlo con la que es mi pareja fuera del baile-58
Porque lo que siento con el baile, no lo siento con ninguna otra cosa-29
Porque me hace sentir única-15
Porque hago algo en común con mi pareja y es una unión indescriptible- 53
Porque lo amo y lo siento dentro de mí-16
Porque bailar es soñar con los pies-21 (recordando al gran Sabina)
Porque bailar es mi guinda de un día perfecto y mi sol de un día oscuro- 22
A un bailarín vas a comprender cuando entiendas que para él el baile no sólo es un deporte sino una forma de ser- 26



Y por último me quedo con la que más me conquistó de todas, me enamoró tanto que no le pregunté la edad pero más o menos en torno a los 40 (espero no haberme pasado). Cuando le pregunté se le puso una sonrisa de oreja a oreja y casi sin pensarlo me contestó: ¡Porque es mi vida! Pero la cosa continuó y me dijo:  "Además...¿sabes qué? El mejor recuerdo de mi infancia es bailando. Recuerdo que cuando era una niña, estábamos toda mi familia en casa trabajando, cada uno a sus cosas, y de pronto sonaba música en la radio y dejábamos lo que estuviéramos haciendo y nos poníamos todos a bailar, desde el más pequeño hasta el más mayor".Dos horas después se acercó de nuevo a mí..."Además ¿sabes que Iria? Cuando bailo me siento libre, me siento la mejor de la pista" Ante esto no tengo nada más que decir...


¿No os entran ganas de probarlo?



Iria

domingo, 2 de febrero de 2014

Memorias de un corazón

Aunque en relación con mi última entrada, no pude evitar querer compartir con todos vosotros este corto que descubrí ayer de casualidad y que, de una manera sencilla, cuenta una bonita y triste historia. Personalmente me ha emocionado brutalmente.

Cortometraje sobre Alzheimer titulado "Memorias de un corazón" ganador del segundo premio Solé Turá



Aunque sobran las palabras me gustaría aprovechar para concienciar de la importancia, como ya he hecho en alguna otra ocasión, de una buena inversión en ciencia que, al fin y al cabo, es vida. Y de la importancia también de no quitarles más a los más desfavorecidos, sí, ya sabéis, eso que viene haciendo nuestro gobierno desde hace un tiempo muy largo ya y, en este caso, a las personas mayores. Porque estas personas ya han luchado de jóvenes por tener lo que ahora les están quitando. Y ya llega con la vida para ponerles las cosas difíciles como para que aún encima les quiten lo que tienen para poder seguir luchando con cosas como esta enfermedad.

Jesica